Con lágrimas de felicidad doña Eileen Eney Elvir cuenta que “tengo 2 años de tener mi propia casa y todavía no lo puedo creer, me emociona sobre manera porque nunca nadie había confiado en mí, toqué muchas puertas y siempre me negaban el préstamo, solo FUNDEVI me brindó la oportunidad de construir mi casa. Tener mi hogar es una de las razones que me alienta a esforzarme más en mi negocio de venta de baleadas”.

La señora Eileen, de la colonia La Travesía de Tegucigalpa, comenta que “hace 20 años empecé a vender baleadas y burritas en la calle, con el apoyo de mi hija, préstamos de parientes y ahorros propios, compré un terreno con la ilusión de construir mi casa, con ese fin, fui a una cooperativa ahí me dijeron que la zona es de riesgo social, por tanto, no me podían dar un préstamo, después fui a una financiera y me pedían permiso de operación y yo no tenía, en otra me pedían un trabajo estable".

Continúa comentando que “con tantas negativas desistí en ese momento y me enfoqué en establecerme con un local para vender, que pude lograrlo gracias a un préstamo de una amiga. En el negocio alguien me recomendó a FUNDEVI, con temor a otro rechazo y con mis reservas para no ilusionarme y no decepcionarme después como me paso anteriormente, metí los papeles, a los días me llamaron para decirme que tenía que ir a firmar porque estaba aprobado el préstamo, yo no lo podía creer, por fin me estaban dando la oportunidad y la confianza de un crédito para cumplir mi anhelo de tener mi casa propia”.

Recuerda que “cuando estaba por firmar el crédito, sentí temor de endeudarme con una deuda tan grande, pero recordé que tenía 20 años de estar alquilando y no tenía nada, así que no me di por vencida. Hasta la fecha tengo 2 años de estar pagando mi casa y nunca me he atrasado en las cuotas, si puedo le meto a capital y la mejoro, actualmente tiene 3 cuartos, 2 baños, 2 cocinas y 2 salas”.

Eileen considera que “Mi casa es lo mejor que me ha pasado, todos los días me levanto a las 4:00 a.m. a trabajar duro porque solo así se sale adelante, cuando termina mi faena diaria, es gratificante llegar a mi propia casa, descansar en un techo seguro, en donde siento paz y tranquilidad”.

Emocionada comenta que “Gracias a Dios vivo feliz en mi casa, con mi hija menor de 17 años y mi papá, mis otras 2 hijas tienen ya su propia vivienda y mi hijo está trabajando en México, yo estoy orgullosa de haberlas formados siendo madre soltera divorciada. Ahora tengo una pareja que también ha sido una bendición, él me apoya en mis emprendimientos, mi negocio ha crecido ahora tengo dos empleadas y antes solo era yo y mi hija”.

Finalmente explica que “Ahora que estoy con el negocio más grande ya registrado y tengo mi casa, se me han acercado financieras para comprarme la deuda que tengo con FUNDEVI, pero no olvido que solo FUNDEVI me brindó el crédito en las condiciones que estaba antes, por eso soy una cliente fiel y no me cambio”.